Ser feliz es una decisión

Ser feliz es algo aparentemente simple, pero debido a creencias, discursos impuestos y cultura aparece para algunas personas como algo complejo.

Inicialmente debemos definir felicidad, en este contexto tendríamos que hacernos la pregunta… ¿Qué es para mí la felicidad?... La respuesta puede resultar algo confusa y estar llena de matices diferentes para cada persona, lo que nos puede conducir a la conclusión que la felicidad no es algo general o que impacta a todos por igual debido a las mismas circunstancias manifiestas en lo externo, sino que es más bien una reacción interna de cada sujeto, en nosotros mismos, en cómo vivimos y asimilamos cada experiencia.

Las habilidades y los talentos son diferentes para cada persona, de igual manera las limitantes y dificultades. Para algunos las relaciones afectivas fluyen con facilidad, mientras que su economía no se manifiesta de igual manera (es difícil podrían decirlo); en otros casos resulta totalmente al contrario.

Entonces a que nos referimos exactamente cuando decimos que… ¿ser feliz es una decisión?... hacemos referencia a una actitud ante la vida, a ese momento de transformación plena cuando despertamos la conciencia que la satisfacción personal no es tan inconstante como nos han hecho creer, no sujeta a esa dependencia de lo que suceda en nuestro entorno.

Ser feliz y estar alegre son dos cosas diferentes; ser feliz es un estado frente a la vida, estar alegre es algo que depende de las circunstancias.

A modo de ejemplo: tú puedes ser feliz, pero una mañana enfrentar algún evento externo que te moviliza y estar triste por determinado tiempo, cuando asimilas dicho evento vuelves a tu estado natural.

Lo contrario es una persona con actitud triste frente a la vida, y una mañana ganarse la lotería, esto lo pondría muy alegre, pero cuando asimile el evento, volverá a ver la vida con el mismo lente de todos los días.

Ser feliz es una decisión, ser feliz es un estado interno de cada uno, ser feliz es ver el mundo lleno de posibilidades, es conectarnos con la potencialidad pura, es ver que podemos independientemente de nuestras circunstancias fluir con la vida y hacer de ella lo que queramos de corazón.

Ser feliz es cuestión de actitud.