Las mil y una formas luminosas de Amar y Gozar
- Tomado de Tantra nueva tierra.
- 17 nov 2016
- 2 Min. de lectura

Me gustaría llevarlos con la imaginación para que viesen un ritual de Maithuna: la ceremonia sagrada de hacer el amor entre hombre y mujer. Así podrás ver su diferencia con la oscuridad de estos siglos pasados: Para el amante tántrico su amada es la encarnación de la Diosa, la Shakti y en ella habita una fuerza que hay que saber despertar.
No importa que no sea una reina de la belleza, para él es una diosa y debe acercarse con devoción y respeto porque es la más hermosa y mágica de las mujeres. La habitación estará bellamente decorada. Habrá cojines por los suelos, frutas y flores para regalar el paladar y la vista. Las velas serán la representación del fuego sagrado y se quemarán olorosos perfumes que exalten los sentidos.
El dormitorio de la pareja se convierte en un templo y la esposa es una diosa, una maga a la que hay que saber tratar para que pueda destilar todo su poder. El ritual de bañarse juntos, de perfumar y masajear los cuerpos, de prepararlos para el amor y el gozo son sólo los prolegómenos de las mil y una delicias que a los amantes les esperan, porque sobre todo no tendrán prisa ni límites en la variedad de sus besos, de sus caricias y sus posturas de las que el famoso Kamasutra es un hermoso testimonio.
El arte tántrico de hacer el amor es sobre todo un arte, una esmerada y refinada forma de despertar uno a uno todos los sentidos: el de la vista con el hermoso decorado y la propia contemplación de la belleza sagrada de los cuerpos desnudos, pero también es el despertar del gusto, del tacto, de los olores sensuales y del oído, porque los amantes sabrán intercambiar no solo hermosas palabras sino todo un repertorio de grititos y suspiros que ayudarán en su escalada a las más altas cumbres del placer.
El hombre sabe que el fuego mágico de su amada tardará en despertarse, por eso es paciente y se entrega a ella con toda su alma para destilar su exquisito elixir. Tiene el conocimiento de que cuanto más goce su amada más energía engendrará todo su ser, por eso la esencia del Tantra en lo que se refiere al hombre está en su habilidad para alargar el acto amoroso, para contenerse, para hacer más prolongada e intensa su unión sexual y solamente cuando su amada alcance las más altas cimas del gozo, sólo cuando el fuego sagrado inflame todo su cuerpo y toda ella sea una resplandeciente hoguera, él podrá abandonarse y se unirá a ella para disfrutar juntos del poder y la magia que han invocado, para arder juntos en el fuego sagrado del amor.
Entonces los dos se fusionarán en un orgasmo cósmico, en un orgasmo que no es sólo sexo, que es también amor, emoción, espíritu, placer e intensidad unidos como las llamas formando parte de una misma hoguera.
Y así, cabalgando en la ola cósmica del placer, los dos amantes llegarán al cielo, retornarán a la naturaleza divina que hay en ellos. Ya no serán dos sino uno solo, el hombre será también mujer y la mujer hombre, pero no sólo eso sino que serán también más que humanos, serán en ese momento divinos, mágicos, poderosos.
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